Autora: Natalia Gamboa Serna
María Fernández Sánchez nos cuenta su formación como bailarina, gestora y actual directora de la fundación artística MAFARAB
Mafarab en una de sus clases de danza árabe en la Universidad Autónoma de Occidente. Foto: Natalia Gamboa Serna.
Hablar de todo un poquito, desde lo ajetreada que es su vida hasta el ir a hacer mercado en horas de la madrugada, es la vida de la caleña María Fernández Sánchez Reyes, de 35 años más conocida en el mundo artístico como Mafarab, una maestra y coreógrafa que lleva más de 17 años conquistando el mundo con sus sensuales trajes y movimientos como profesora de danza árabe. Su formación como líder cultural la ha llevado a crear una fundación, ayudando a muchas personas en condición de discapacidad física, visual y cognitiva, su experiencia se enfoca en la danza árabe especializada en velos, técnica sufie, saidi, hágala, mileiya y por último indumentaria y vestuarios para artistas.
Su vida es un sin fin de cosas, debido a que todos los días tiene eventos por hacer, trabaja en su fundación, es maestra y aparte de eso, cose, que es unos de sus pasatiempos favoritos. Su personalidad es muy extrovertida, pues Mafarab a donde llega se siente, ya sea por la manera de ser tan carismática y espontánea que llama la atención. Sentarse hablar con ella es muy grato, tiene miles de temas por tocar y más si la acompaña una Narguile, pues dice que en sus charlas con amigos esto no le puede faltar.
¿Quién es María Fernanda Sánchez, no “Mafarab”?
Yo soy muy escandalosa por todo hago bulla, amo los animales, tengo 2 perros y 3 gatos, mi casa es como un zoológico y a la vez es como un museo porque tiene mucha historia, guardo todo lo que me traen mis amigos de diferentes países como Turquía, África, Marruecos y muchos más, entonces ir a la casa de Mafarab es saber a qué horas entras, pero no sabes a la hora que sales.
A mí me quiere mucho la gente, en mis tiempos libres hago ayuno de teléfono, me gusta el campo, ir a la finca, el silencio, y lo primero que hago apenas me levanto es el desayuno para mis gatos, ya después de eso no me puede faltar el café, mantengo tan ocupada que voy a mercar a las 12:00 o 1:00 de la madrugada. Nunca hay un día normal mío, siempre hay algo por hacer, los días de semana tengo clases en mi fundación, en la Universidad Autónoma de Occidente y también hago clases de yoga, por otro lado, los viernes y sábados bailo en un restaurante sirio, entonces estoy en ese agite del vestuario, maquillaje, peinado, bailar con el público, armar la coreografía y normalmente me toca hacer todo esto yo sola y llegó absorbida y cansada de todo, por eso me la paso tomando café para estar activa. Me gusta cocinar mucho y más si es comida árabe ya que estoy en el medio, aunque es muy sana porque se come muchas frutas y verduras, como por ejemplo el fattoush-, una ensalada que lleva pimentón, pepino, lechuga, su limón, aderezo, entre otras más.
¿Cómo nace el nombre de Mafarab?
Bueno, María Fernández Sánchez es el nombre que me ponen mis papás – lo dice entre risas -… Cuando yo empiezo a bailar estoy dejando al lado el folclor y me dice un amigo saxofonista que debo de tener mi nombre artístico, y a mí siempre me han dicho Mafa de Mafe y así nació, Mafa de mi nombre y arab de la danza árabe.
Ya después con Secretaría de Cultura sale un proceso donde los artistas pueden registrar sus obras de arte y hacer declaración del seudónimo, por lo que pague como 30.000 o 50.000 para hacer la declaración, debido a que acababa de crear mi fundación, y hago obras y veo que las están plagiando, entonces ahí se anexa a mi registro civil mi seudónimo y firmo en árabe, aunque siempre lo hago y desde ese momento puedo utilizar, tanto mi nombre real como también mi seudónimo.
Unos de los trajes favoritos de Mafarab y en lo cual, en las sesiones de foto, siempre nombra: “En mi arte y en mi salsa, porque yo nací para la danza árabe”. Foto: María Fernanda Sánchez Reyes
¿Qué te inspiró en ser maestra de danza y no enfocarte en lo que estudiaste que fue diseño de modas?
La danza árabe la empecé a practicar a mis 14 años, a través del proceso de enseñanza y aprendizaje, ya que siempre mandaba hacer los vestuarios para mis shows y no me hacían lo que yo quería, entonces en el 2015 tomo la decisión de estudiar diseño de modas para poder hacer los vestuarios de mis grupos de danzas.
¿Cómo nace esa maestra de danza y más aún de la música árabe, un género no tan conocido y diferente?
Yo estudiaba en el IPC (Instituto Popular De Cultura) pero ya había tenido un acercamiento con la danza árabe en Narguile Café Bar- unos de los primeros restaurantes de comida árabe que tenía Cali-. Ahí conocí a Claudia Sarmiento que ha sido mi única maestra colombiana de danza árabe, ya que todos mis maestros han sido egipcios, argentinos, de Túnez y de otros países. Yo veo a Claudia en los 15 años de una amiga del colegio y ahí me inspiró y digo yo quiero, en consecuencia a esto, yo ya estaba empezando mi proceso en el instituto y recuerdo que el maestro de técnica danzaría (ballet) me dice “quiero que traigan algo diferente a lo que hacemos aquí en el instituto” y ese día yo ya tenía mi primer traje de danza árabe y escojo un tema de las velnias superstar de Estados Unidos y me bailo salidas de las estrellas, y en ese momento todo el IPC empezó a decir, ahí va la bailarina de danza árabe, me popularice en segundos sin ser profesional y ahí empezó todo este hermoso camino.
¿Cómo te ha enriquecido el tener la oportunidad de estar en varios países aprendiendo de lo que te gusta?
El ser maestra es traducir lo que aprendo con maestros extranjeros al español y ejecutarlo en movimiento y de acuerdo a la población, ya que, no es lo mismo enseñarle a bailar a una niña ciega, a un niño con síndrome de Down o una mujer trans que está haciendo su transición de hombre a mujer, el enseñarle a esas mujeres que se quieren sentir más femenina y el como yo de todo lo que he aprendido lo voy trascender, ha sido para mí muy gratificante, porque no solo aprendo lo mejor de mis profesores, sino que también hago mi propio sistema de educación, a parte voy creando lo que en algunos libros dice DMT(danza, movimiento y terapia) a través de la danza árabe, entonces ha sido un proceso muy bonito.
¿Qué quieres dejar en las personas cuando enseñas danza árabe?
Que aprendan la verdadera cultura árabe y no aprendan funciones (música árabe combinada) desde los movimientos, hasta los nombres auténticos, sacándole el máximo provecho, pues a veces piensan que música árabe solo es Shakira y están equivocados.
¿Por qué decidiste crear una fundación para niños con síndrome de Down?
Yo empecé a dar clases gratis aquí en Cali y estuve 7 años trabajando con ellos y dije voy a crear la fundación Mafarab para ayudar a más personas que en este momento que no tienen recursos, porque la danza árabe no es económica es unas de las más caras del mundo aparte del ballet, por su vestuario, por sus clases y lo escaso que es el material, entonces si tu no vas al extranjero, no puedes traer cosas nuevas y por eso tengo que estar viajando.
¿Crees que cuando dejes de enseñar has dejado un legado a las personas que te han seguido?
Claro…. Yo creo que sí, aunque hay días en que estoy saturada y quiero dejar toda ahí, pero pasan 2, 3 días y me llaman y me dicen Mafarab tú no puedes dejar de bailar, reflexiono y sigo adelante porque hasta el momento todavía seguiré enseñando ya que el día que yo deje de bailar creo que me morí, es mi legado y he ayudado para que muchas personas están bailando en el mundo, tengo alumnas que viven y enseñan en Turquía, amigas que están en Dubái y bailan en Dubái, en Estados Unidos y España, y a veces las veo por redes y digo ¡wow! que chévere que yo fui la base de todo eso.
¿Cuál ha sido tu mejor momento?
Cuando se crea mi fundación en el 2012 y cuando se hace el encuentro internacional de danza y música árabe, traje a gente internacional y me tildaban de loca, la gente me decía que iba a quedar endeudada, y me siento orgullosa de mí porque hice mi fundación, traje a los cantantes y logré llenar un teatro municipal que es de 1021 personas y fueron 960, todo el mundo recuerda ese festival y me preguntan que cuando lo vuelvo hacer.